EL TREN PERDIDO
Del cristal flagelado por la lluvia lagrimean gotas
la vida pasada corre por fuera de la ventanilla
ese viaje al infierno del futuro
habrá terminado antes de llegar a la estación.
Fantasmal felicidad casi posible al alcance de la mano
se quedó esperando en el andén
fría lluvia de invierno mojando la tristeza.
La infelicidad tiene puntería certera y mata
un corazón cansado sin ganas de vivir y sin motivos
sin abrazos tiernos, sin miradas liquidas.
Tic-tac, tic-tac, una capa negra
unos pasos rápidos
el futuro plano entre las vías paralelas.
Abajo el telón
pocos aplausos
unos cuantos silbidos de desaprobación…
Arantza Arana Uribesalgo